jueves, 28 de abril de 2011

Conexiones

De un modo absurdamente general podemos distinguir dos tipos de sucesos en la vida, aquellos que son el resultado (positivo o negativo) de un plan o un proyecto; y aquellos que simplemente suceden (aunque haya tenido que ver nuestra acción, no contábamos con ellos).

Si bien es cierto que los planes son la herramienta con la que intentamos capitanear nuestras vidas hacia algo que queremos, son los acontecimientos simples, aquellos que se limitan a estallar delante de ti, los que hacen que la existencia sea algo sobrecogedoramente hermoso. No sólo hablo de los buenos, hablo también de aquellos terribles, que nos hacen tomar que esto es un permanente todo o nada, que no importa lo bien que lo hagas, siempre el universo puede patearte la cara.

No obstante, hoy quiero hablar de los acontecimientos buenos con que nos regala la vida, cuando menos lo esperas, y en muchos casos cuando más lo necesitas. Por principio, y por alcance el actual de nuestro conocimiento colectivo, hablar de cosas tan estrafalarias como el destino o una suerte de inteligencia cósmica me parece sencillamente falso. Y es quizás el hecho de que el cosmos es ajeno a nuestras necesidades lo que hace tan alucinante este tipo de cosas. Es necesario en este punto citar el sencillo y magistral conocimiento de mi compadre Kurro: "Cuando voy por la calle y los semáforos se ponen en verde a mi paso, siento que la ciudad baila conmigo" 

Entre estos acontecimientos espontáneos, hay una clase, la más increíble, y consiste en conectar con alguien, descubrir que hay otro ser humano, otro universo de fenómenos incomprensibles desde la propia subjetividad, que es afín al tuyo. Sentir una compenetración intelectual, viceral, estética... es sin duda uno de los sentimientos más grandes, más impresionantes y sobre todo más real. 

Al margen del futuro, al margen de las vicisitudes de esta existencia loca e incluso al margen del caleidoscopio de un mundo cada vez más grande, descubro que hay alguien al otro lado de mi perspectiva particular del mundo con quien merece la pena compartir momentos, palabras y sensaciones.  

Buenas noches y buena suerte. Paz

1 comentario:

  1. Recuerda, el mundo gira hasta reunirnos en este sueño. Sólo tiene que llegar el momento y el lugar para que la colisión de dos mundos se produzca y aparezca una nueva visión resultante de ambos.

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